Agranada or Mangrana

  • Idioma: Ladino (Judeo-Spanish)
  • región: Judíos Sefarditas del Mediterráneo
  • Colaborador(a): Güler Orgun and Derya Agis
Pomegranate
La Granada

Güler Orgun es nativa de Estambul, Turquía. Ahora a sus 85 años, se ha retirado del negocio avícola. “Teníamos muchos árboles frutales (en nuestra finca en Polonezkoy), cerezas, manzanas, peras, higos, melocotones, ciruelas, membrillos, moras, nueces de nogal y un árbol de granada”. Me cuenta que la agranada o mangrana (granada en judeoespañol o ladino) les recuerda a los judíos sefardíes de Turquía que deben amar y respetar la naturaleza.

“Se menciona (en la biblia judía) que uno no debe comer el fruto de un árbol durante tres años después de haber sido plantado, que los frutos de un árbol de cuatro años se consideran sagrados, y que los árboles frutales no deben ser destruido durante la guerra.” Los judíos sefardíes que emigraron a diferentes países desde el Imperio Otomano y la actual Turquía los consideran símbolos de fertilidad y prosperidad. “Cada semilla de granada se usa como una metáfora de la necesidad de fraternidad y colaboración interminables entre humanos en lugar de celos y maldad”.

Agranada proviene de la palabra griega para campo o suelo - agros y la palabra latina para semilla - granum. La palabra alude a nuestra necesidad de cultivar para alimentarnos. Mano es la palabra latina para mano, que al unirse con la palabra latina granum, nos invita a visualizar lo femenino, próspero, generoso. De esta manera mangrana significa 'mano sembrada'. Agranada o mangrana, palabra femenina en ladino, dice que la naturaleza es como una madre, alimentando a su descendencia.

El idioma ladino nació cuando los judíos españoles, expulsados después de la Inquisición de 1492, trajeron el español medieval a los países a los que emigraron, especialmente alrededor del Mediterráneo, y lo mezclaron con sus propios términos hebreos. A medida que se establecieron, palabras provenientes del turco, griego, italiano y francés dependiendo de los países de acogida entraron en su vocabulario. La penetración de estas tres lenguas, así como del latín, se debió a la educación y a las relaciones sociales y comerciales imperantes en la época. 

“En Rosh Hashaná (el Año Nuevo judío) los sefardíes turcos rezan: “ke pujemos komo los granos de la agranada…” (que seamos como las semillas de la granada)”. Se cree que el número de semillas en una granada es igual al número de mandamientos en la Ley de Moisés: 613. “Algunos de nosotros creemos que romper una granada en el suelo y dividirla en dos partes en una casa nueva trae suerte a ese nuevo hogar”.

Sin embargo, suerte no es necesariamente lo que sienten hoy los productores de granadas del mundo. La desertificación y la degradación del suelo amenazan los centenarios cultivos de este "superalimento" en un Afganistán aun devastado por la guerra; no obstante, la amenaza no proviene del campo de batalla. Desde 1978, el suelo apto para la agricultura en Afganistán se ha reducido en un 60 por ciento, dejando muy poco apto para cultivar.

Y no se queda ahí: el déficit de agua debido al cambio climático acabará afectando a la productividad del cultivo de la granada, a pesar de la durabilidad de los cultivos en tierras áridas en lugares como el Himalaya. Allí, los agricultores prefirieron al cultivo de granadas sobre productos hídricamente más intensivos cuando la escasez de lluvia y nieve y el aumento de las temperaturas dejaron su huella.

Güler termina con una exprecion de los sefarditas turcos: “Avrirse komo la mangrana ” significa abrirse uno mismo como una granada, y así brindar muchas oportunidades, como por ejemplo de salud, riqueza y belleza…. Quienes hablan ladino en Turquía hoy en día residen principalmente en Estambul e Izmir, y tienen más de sesenta años. En Rosh Hashaná enseñan que las granadas pueden considerarse metáforas de la necesidad de unidad de los seres humanos compasivos y la prosperidad entre los turcos sefardíes”.


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